9 de junio de 2015

PLAN DIRECTOR PALACIO ARZOBISPAL DE SEVILLA

Nos hacemos cargo de este nuevo trabajo que tiene como objetivo principal la elaboración de un Plan Director sobre el Monumento que marque las directrices sobre usos, mantenimiento, reformas, rehabilitaciones y restauraciones, en definitiva las intervenciones sobre este importante conjunto arquitectónico de composición heterogénea en cuanto a su origen, ocupación, estado de conservación, etc. Aunque históricamente el Arzobispado de Sevilla ha sido extremadamente cuidadoso con el conjunto, es necesario un documento que armonice, con visión global, las actuaciones que continuamente hay que llevar a cabo en un edificio completamente ocupado y vivo, que conserva su uso desde 1.251. Pretendemos que este Plan Director tenga un horizonte de 10 años. 

El Palacio Arzobispal goza de un enclave único en el casco histórico de Sevilla, junto a la Catedral, Giralda, Reales Alcázares y Archivo de Indias. Es reconocido fundamentalmente por su fachada que en el entorno de la Catedral y ante la magnitud de esta última, pasa algo inadvertida.

Su historia como tal, comienza inmediatamente después de la Reconquista de Sevilla por el Rey Fernando III de Castilla en 1248, ya en 1251 el rey cedió unas casas al Obispo de Segovia Raimundo de Losana. Siendo la base del palacio las casas cedidas, fue ampliándose a lo largo de los siglos hasta que a mediados del S. XVI se lleva a cabo una gran reforma que le da la estructura actual en torno a dos patios principales y varios accesorios. La fachada que contemplamos hoy, se construye ya en el siglo XVIII y está considerada una de las mejores del Barroco Sevillano. Cuenta con una extensión en planta de 6.700 m² ocupando casi toda la manzana que da frente a la Plaza Virgen de los Reyes entre las calles Placentines y Don Remondo.

La Sevilla del quinientos y seiscientos, en la que el edificio experimenta su más profunda transformación, goza de una intensa actividad constructiva, se estaba acabando la Catedral, levantando el nuevo Ayuntamiento, el Hospital de la Sangre o de las Cinco Llagas, la Lonja de Mercaderes, la Alhóndiga, la Aduana, la Casa de la Moneda, la Real Audiencia, obras en el Alcázar etc. Gran cantidad de construcciones civiles y también religiosas que reflejan el esplendor de la ciudad en esos momentos.

El inmueble ha sido residencia de los Arzobispos de Sevilla desde el nombramiento de Don Remondo como primer Arzobispo y excepcionalmente en el siglo XIX, durante la Invasión Francesa, alojamiento del Mariscal Soult y sus oficiales como sede de la Comandancia General. El edificio fue catalogado como Monumento Nacional en 1969.